> Revista Surf – 1976
>> Si en Atapuerca siguen encontrando restos arqueológicos de incalculable valor para conocer el orígen en la evolución del ser humano, nosotros seguimos recopilando importantes documentos sobre la historia del surfing en Cantabria. Sin ir más lejos ha llegado a nuestras manos el "embrión" de lo que más tarde serían las revistas de surf en nuestro país. Gracias a Martin Siebelist por conservarlo y a Carlos Beraza por el contacto. En la ampliación de esta noticia podéis ver la portada y leer una curiosa colaboración de Jesús Fiochi sobre la ola de Santa Marina…
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El promotor del proyecto fue Zonzalo Campa y estuvieron como colaboradores en un principio Carlos Beraza, Jesús Fiochi o Juan Carlos Cabeza entre otros. Su impresión era por medio de multicopista lo que hace que no tenga muy buena calidad. La idea era crear una auténtica revista a 10 pesetas el ejemplar (hablamos de 1976, han pasado 36 años..!!) de tal manera que se cubrieran los costes de edición. Sus contenidos iniciales fueron de noticias de la Sección Nacional de Surf (fichas federativas, acuerdos alcanzados en asamblea…) además de reportajes (normalmente traducciones de los aparecidos en la revista Surfer), entrevistas, información de los clubes de surf existentes, anuncios de compra-venta de material y colaboraciones. Vamos que los formatos actuales son más sofisticados y cuidados pero los contenidos no son tan diferentes…
Portada número 0 del Boletín Surf – Surfer: Manuel Jauregui en Rodiles – Foto: Michi Alonso
De todo el interesante contenido del boletín hemos entresacado fielmente una colaboración de Jesús Fiochi describiendo la ola de Santa Marina. Esperamos en breve poder pasar todo el documento en formato PDF para su total lectura. La verdad es que merece la pena.
Está en la punta suroeste de la isla de ese nombre situada a la entrada de la bahía de Santander y final de la Playa de Loredo-Somo.
Combinado de mar fuerte, grandes piedras y mala intención, ha sido uno de los llamados "mitos" del surf desde que empezaron a coger olas allá. Hace ahora 7 años.
Cupo el honor de inagurar el sitio mi hermano Manel, Carlos Beraza, José M. Merodio y José Novo.
Yo acudí la segunda vez y desde entonces he sido "cliente" asiduo del paraje.
Está bueno de 5 a 12 pies y viento del nordeste, pero no se considera que es realmente Santa Marina si no está de al menos 7. En este caso, la ola es extraordinaria en forma y magnitud, procurando al afortunado surfista fantásticas sensaciones. Se trata de una derecha con un take-off extremadamente difícil por lo vertical. Colocación, tres nerviosas remadas y ya está……
Hay que hacerlo muy bien pues es frecuente fallar una ola de 7 pies y ser atrapado por la siguiente que tiene 10 y parece de 25 en ese momento. Llegando controlando al fondo del viraje primero, ya está hecho el 80% pero el espectáculo es impresionante. La pared de la ola se extiende como cosa de 60 ó 70 mts. por delante de uno, pero al que está allí le parece que son 60 ó 70 Kms. (sin exagerar). En ese momento la ola se queda un poco, y los "especialistas" aprovechan para subir lo más arriba posible en la cara de la ola e incluso trazar un ligero "cut-back".
De nuevo abajo, se llega a la zona de grandes piedras que constituyen la sección final, también conocida por "El Bombón", no precisamente por lo dulce sino por lo explosivo.
Hay allí muy poca profundidad y unida esta circunstancia a la de la gran violencia de la ola, se ocasionan efectos notables, en general, por su calidad y en algunos casos por lo absolutamente catastróficos.
Se forma un tubo de unos 5 ó 6 pies de hueco, cuyo labio tiene sobre 50 cms. de espesor. Aquí fué donde un inglés perdió algunos dientes hace poco y donde Carlos Beraza observó con sorpresa la desaparición de TODA la fibra del fondo de la tabla. Tabla que había tomado prestada de Leo. Según recuerdo hubo que dar una capa completa al fondo de dicha tabla y venderla rápidamente. Espero que el propietario actual no se reconozca en estas lineas, pues resultaría un tanto embarazoso.
Los que aprovechamos más el sitio somos los que se pudiera considerar como "antiguos", pero las olas más grandes que he visto coger allí ha sido a mi hermano Rafa y a Carlos Beraza. A Carlos pertenecen también las caidas más espectaculares.
Se puede llegar allí por barco, que alquilamos entre todos, o remando desde la orilla durante 10 minutos.
Es un lugar que requiere el uso de "lapiz", pues las olas tienen buen tamaño y se necesita facilidad de remada para acometer el "take-off" con alguna ventaja.
Es difícil de filmar o fotografiar, pues dado lo lejano de la orilla (unos 800 mts), hay que hacerlo desde el barco con el balanceo y vibración subsiguientes.
Es piedra de toque para todo surfista de la zona, y ocurre un poco como el "pipeline" de Hawaii, donde se dice se han roto "algunos huesos", varias tablas y cientos de reputaciones….
Así fué el día que entró Aaron, un americano de lo mejor que se haya visto por aquí en olas de playa de cualquier tamaño, y que llegado a Santa Marina un día de verdad, no cogió ni una ola.
Es por ello que cuando uno de los surfistas locales de Santa Marina por primera vez lo consigue, adquiere un nuevo "status" y durante días nos abruma con el relato de su hazaña.
!AH! y aunque Rafa insista en que se puede ir con más de dos horas de bajada de marea, no le hagais caso alguno. En ese momento, si hace sol, las piedras del "bombóm" casi se secan entre serie y serie. No rompe muy a menudo, pero me considero afortunado de vivir cerca.
Deseo para vosotros amigos, lo mejor. Olas de seis pies al amanecer y que no salga el viento.
Hasta luego.
Jesús Fiochi