> La crisis del petróleo amenaza seriamente la industria del surf
>> Nos ha llegado un interesante artículo aparecido en la edición digital del periódico americano Washington Times sobre el aumento del precio del petróleo y su repercusión en el mundo del surfing en Estados Unidos. Las consecuencias más visibles de esta escalada de precios son tablas más caras, descenso de las ventas, menos reservas de surfaris a destinos lejanos y descenso de viajes a la playa. La pregunta es ¿se puede comparar la situación en Estados Unidos con la que vivimos en España y en Europa?. En la ampliación de esta noticia podéis leer el artículo traducido en su totalidad y sacar vuestras propias conclusiones…
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El creciente precio del petróleo ha trasmitido una pequeña dosis de realidad para muchos surfistas que siempre han pensado en este deporte como un refugio de la contracultura, protegida de las presiones de la corriente principal de América. La industria depende de los productos derivados del petróleo para hacer sus tablas. Y los surfistas en busca de las mejores olas tienen que escarbar en sus bolsillos para llenar sus depósitos de combustibles o poder reservar vuelos a las mejores rompientes del mundo, incluidos remotos lugares como Sudáfrica o Tahití…
"Todos pensamos en el petróleo de nuestros coches, pero muy pocos de nosotros consideramos realmente el hecho que casi todos los productos tienen algo derivado del petróleo, y con el surfing no hay diferencia," comenta Mauro, que ha visto como los precios de algunas tablas de surf se doblaban a los 750 US$ o más. "El precio de una tabla de surf solía ser algo bastante asequible. Ahora, es como que tengo que pensármelo dos veces."
Hasta ahora, el surfing, la ropa y el equipamiento, ha sido una de las industrias del deporte que más rápido crecimiento ha tenido en Estados Unidos. En el 2006, los minoristas independientes de la industria del surf habían obtenido 2.650 millones de dólares en ingresos y 2.460 millones de dólares dos años antes. Mientras tanto las ventas de tablas de surf en Estados Unidos pasaron de los 106 millones de dólares en el 2004 a loas 190 millones en el 2006, según la Surf Industry Manufacturers Association. Todavía no hay cifras para la temporada 2007-2008, pero algunos fabricantes y distribuidores comentan que esperan que ese rápido crecimiento se haga mucho más lento después de ver como caían sus ventas un 30%.
La pequeña empresa está luchando con el aumento del precio de la resina de poliéster, un derivado del petróleo, que se usa para laminar las tablas de surf. Algunos predicen que la dura situación económica pasará una factura más cara a los pequeños fabricantes de tablas de surf, el pilar de la industria del surf, que a las grandes marcas americanas como Channel Islands, Lost Enterprises, Dewey Weber Surfboards o Surftech. Las pequeñas operaciones se ven acosadas por el creciente precio de la resina que se usa para recubrir las tablas de surf. También se encuentran con la anulación o el retraso de pedidos de distribuidores que esperan a que la crisis termine.
Peter St. Pierre, dueño de la marca Moonlight Glassing en San Marco, California, a visto como el coste de la resina aumentaba un 30% hasta los 1.000 US$ por un bidón de 50 galones el año pasado, exprimiendo unos márgenes de beneficio ya bastante cortos. "Si pudiéramos mantenernos sin pérdidas este año sería feliz" comenta St. Pierre, que recuerda una crisis similar durante la crisis del petróleo en los años 70. "Es el precio que tienes que pagar por hacer algo que amas, trabajar con tus manos y ser capaz de salir e irte a hacer surf en vez de estar fichando en el trabajo todos los días."
Mark Wooster, dueño de Wooster Surfboards en New Smyrna Beach, en Florida, ha visto como sus ventas al público han caido un 20% este año después de un descenso del 40% en años anteriores. El mayorista de surf y skate Ron Jon no ha realizado ningún pedido de tablas de Wooster este año para sus tiendas de California debido al descenso en las ventas. Wooster, que produce cerca de las 1.000 tablas en un buen año, está convencido que no puede aumentar los precios dado que la competencia de importadores en masa vende más barato.
El mercado de las tablas de surf se complicó hace tres años cuando desapareció Clark Foam, la empresa que durante décadas estuvo suministrando el 90% de las tablas de foam del mundo. En ese momento un gran número de empresas saltaron a cubrir el hueco dejado por este fabricante.
Mientras que la mayoría de empresas declaran un estancamiento en las ventas, incluso una pequeña disminución, el mayor productor del mundo, Surftech, ha aumentado sus ventas en 15% el año pasado, según comenta el Director ejecutivo Randy French. Esta empresa con base en Santa Cruz, que produce en masa las tablas de surf en Tailandia, probablemente aumentará sus precios el próximo año para compensar el incremento en los precios de las materias primas y el transporte.
Muchos surfistas han estado cambiando sus hábitos, esperando poder sobrellevar la complicada situación económica. Las reservas en Estados Unidos hacia exóticos destinos en Asia han disminuido un 30% mientras que los precios de los billetes han aumentado hasta los 2.500 US$ a lugares como Sumatra, declara Sean Dunlap, director de ventas de Wave Hunters, una agencia de San Diego especializada en viajes de surf. Muchas compañías aéreas han añadido o aumentado en cientos de dólares el precio por llevar las tablas de surf. Algunos surfistas usan Internet para encontrar los mejores sitios para surfear en vez de estar conduciendo hasta encontrar el mejor lugar por sus propios medios. Algunos portales de Internet con Webcams han visto como el número de usuarios aumentaba, declara Mike Matey, vicepresidente de marketing de Surfline.com.
Otros surfistas dicen que no van tanto a la playa, reduciendo sus viajes más largos o eliminando salidas cuando no están seguros que las condiciones del mar vayan a ser buenas. Whare Heke, un surfista cuarentón de Seattle, ha recortado sus excursiones a la playa dado el coste de un viaje de 270 millas, ida y vuelta. "Años anteriores íbamos mucho más a la playa" afirmaba.
Fuente: www.washingtontimes.com